Loza de afectos

Loza de afectos. Vajilla y cubiertos para acariciar un cuerpo.

Proyecto apoyado por el Programa de estímulos a la creación y desarrollo artístico del Estado de México 2019

La caricia como acontecimiento singular entre el objeto y el cuerpo en el acto de comer.
Apelo a los afectos como acontecimiento que muta e intenta hacer conciencia de lo que implica abandonar un cuerpo. Creo objetos que propician una relación temporal y sensitiva con otro. Propongo acercamientos a un espacio cotidiano que también puede ser un lugar de placer corporal con una caricia.

Las piezas se activan en tres momentos sin orden alguno y en distintos tiempos. Encuentro tres estados de la caricia:

1.-La idealización como acontecimiento que interpreta lo sensible, que reacciona empáticamente ante otro cuerpo “interpretación de los signos que no pueden definirse con precisión en términos verbales” (Bifo 2017) Comer con otros es también un estado de transformación que idealizamos. Asumimos que existen intercambios, escucha, contacto. ¿Cómo regulamos esa cultura que implica tocar al otro ante tanta desconfianza y poca empatía?












2.-La experiencia:

“proceso por el cual vivimos cosas que no sabíamos previamente, de modo que podamos encontrar su significado singular. La singularidad es una de esas características esenciales, ya que la experiencia es el acto de personalización y singularización de un lugar que uno conoce por el hecho de haber pasado por allí” (Bifo p:321)

Tocarse, sentirse. La soledad y el autoconocimiento como lugar necesario para identificar el cuerpo que somos y cómo reaccionamos para configurar el mundo personal a partir de las singularidades del entorno. ¿Cómo afecta la distancia que crean los crecientes estímulos de información en el cuerpo?

Vajilla y cubiertos para acariciarme.
Acción:
comida para una persona en un espacio obscuro con una luz precisa apuntando a la vajilla y su interacción con el cuerpo. Público alrededor.
Duración: 30 min.
Requerimientos: Mesa y silla para una persona. Espacio obscuro con una sola luz sobre la vajilla, en la mesa.






 3.- Dialogar la disonancia. Dialogar y no resistir. La resistencia en este caso crea una distancia una diferencia que no deja comunicar y compartir. Dialogar la convicción de necesitar un cuerpo a cuerpo para estar, para pensar la virtualidad como un espacio imaginario que se comparte en la escucha, en el abrazo, en la reacción ante la sensibilidad del otro. La disonancia como ese lugar que produce extrañeza porque parece que no corresponde a los modos de estar juntos que propone la distancia en donde se vuelve difuso el conocimiento del otro en la virtualidad digital. Apelo a pensar la virtualidad también, como un momento para compartir sensibilidad sin reducir el tiempo necesario para las caricias.

“...aunque el cuerpo puede ser negado y olvidado está siempre palpitando detrás de la pantalla. La virtualización del lenguaje cambia las condiciones corporales de la vida y la comunicación pero no elimina la existencia del cuerpo.” (Bifo p:207)

Dialogar la disonancia
Acción:
convocatoria pública para tomar algo con alguien a la misma hora, sincronizar a diez parejas con un objeto en común para beber juntos. No es necesario obtener registro del hecho sino sincronizar el pensamiento de que eso acontece al mismo tiempo con otras personas en otro lugar.
Duración: indefinida
Requerimientos: Invitaciones por Facebook, mail y de boca en boca para compartir la pieza de cerámica y explicar el proceso.








 






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