Proyecto realizado en la residencia Barda del Desierto en la Patagonia
Enero 2019
https://www.youtube.com/watch?v=iazE_itx7do
Bitácora de
pensamiento, acontecimiento, olvido y encuentro.
Pensamiento
Octubre de 2018
Toluca, México
Si nos pensamos como fenómenos
cambiantes que mudan sus hábitos, que transforman sus costumbres, preciso
comprender ¿cómo es que acontece la convivencia?, ¿cómo es que llegamos hasta
aquí?, en este momento con tanta información fluctuante, ¿en qué momento
entramos en una velocidad que sólo percibimos cuando otro la enuncia?. Estos y
otros cuestionamientos tengo ahora, y se transforman constantemente, en
relación a mis hábitos alimenticios, al tiempo que otorgo para comer sola o en
compañía, la cantidad de comida que desperdicio, al transcurrir de la vida.
Una manera de hacer vínculos entre
el arte y mis múltiples dudas, la encuentro en las acciones colaborativas que
acontecen en la ciudad que uno habita, sin importar el tiempo sino la circunstancia
que nos llevó ahí. Así, a toda ciudad, comunidad o población, hay algo que
preguntarle/me, en este caso, las formas de relacionarse para comer juntos.
¿Cómo convocamos? ¿Cómo invitamos a alguien a comer? ¿Quién es la compañía?
Martín Caparrós escritor argentino dice que hay comida para la que necesitamos compañía,
por ejemplo: un asado. En México no hacemos una olla de tamales para una
persona, o ponemos el cazo para las carnitas y comemos solos. Entonces, me
interesan los medios para invitar a comer a alguien a un festejo, en una comida
familiar, en un día en el que necesitamos compañía; vinculado con los medios
para convocar: las redes sociales, el perifoneo, los volantes, el periódico, la
pancarta.
Imagino que las dinámicas para
convocar desde otros medio tienen una peculiaridad que hacen del acontecimiento
un lugar distinto. La importancia de la correlación entre los medios con las acciones
en un sitio específico provocan una singularidad en el comer juntos.
Noviembre de 2018
Toluca, México
Este proyecto está pensado a partir
de la idea de un hacer colectivo con las personas de un espacio geográfico con 1000
habitantes, Contralmirante Cordero en la Patagonia Argentina. Las actividades
que desempeñan van de la agricultura hasta negocios locales con productos para
las necesidades básicas. Un paisaje desértico rodeado de chacras con espacios
fértiles.
Acontecimiento
8 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
Se convoca a partir de una
invitación directo de la página de BDD por Facebook
9 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
A la invitación llegaron: María, Gaby,
Neri, Mica, Fernando, Julián, Iris, Nico, Victoria, Tomás, Andrés, Marco, Gabo;
más de veinte personas compartimos la mesa. Llegaron con algo de comida para
compartir, facturas, galletas, mate, té.
Nos preguntamos qué era eso de
cocinar juntos o comer solos.
Pregunté: ¿comen solos? –Sí–, –No, mejor no como–, –No me gusta cocinar sólo para mi–. ¿Qué hacen
el día de su cumpleaños y cómo convocan? –Invito a mis amigos a cocinar–, –Mis
hijos traen el asado–, –Hago un evento en Facebook–, –Hago tarjetitas que envío
por whatsapp–, –Llamo a mis amigos y familia para invitarlos–. ¿Han escrito y
enviado cartas? –De niña me escribía con otra niña de otro país en un proyecto
que se llamaba Penfriends–, –Le escribí cartas a una novia que vivía lejos
durante tres años–, –En un programa escolar escribíamos una carta que llegaba a
una escuela de otro país, pero nos preguntaban siempre ¿tienen escaleras
eléctricas?, ¿andan en burro?, ¿usan sombrero?, el proyecto no funciono por la
idiosincrasia de la otra escuela–, –Tuve una relación por cartas con la policía
de África, para solicitar permisos para grabar, burocracia pero por carta–, –Un
profesor nos pidió escribirnos una carta para leerla en un futuro, la perdí–.
Pedí que escribiéramos una carta
para invitar a un desconocido a comer. Algunos leyeron su carta ante los demás:
“Humano, en
la tierra el secreto es del siglo pasado como lo es mirarse a los ojos y sacar
la mirada de la pantalla, la sensibilidad ha tomado otra perspectiva, pero hoy
he decidido escribirte para hacerte una invitación especial conectar juntos,
sentirnos, encontrarnos, tocarnos y compartir con vos una tarde de té. Me gusta
cocinar cosas dulces y sería lindo hacer un picnic en el pasto y degustar un lemon
pie hasta quedarnos… el té lo hago con
chuchitos de mi jardín, el resto con mucho amor. Te espero.”
“Si vos
querés, si te parece bien, podríamos juntarnos a comer no dudes en acercarte
podemos compartir la comida, cocinar y charlar, siempre es bueno conocer gente
y saber de otros.”
“Queride, la
semana que viene voy a hacer un ayuno. Me gustaría pensar y sentir que es no
comer por unos días. Igual si quieres puedes traer algo para compartir luego
del ayuno de 48 horas. Te espero”.
“Pensé en el
fuego, esta ideal no te parece, está nublado el tiempo y llueve. Estaba
pensando en cocinar algo e invitarte, ¿prendo el fuego? ¿Qué comemos?”.
“También
cocino a diario me alimento y me sostengo, pero no siempre disfruto lo que
hago. Muchas veces corto sin mirar no huelo las verduras, ni dejo reposar las
cosas después de la cocción, por eso te invito por motivación para tener qué y
cómo. Quiero cocinar pensando en lo que hago.”
Pedí que escribiéramos una carta
invitando a alguien a compartir algo de comer y estar a la espera de que
alguien llegue en una semana en el mismo lugar donde ahora estábamos reunidos. A
la encomienda preguntaron: ¿Puedo dejarla en algún lugar? ¿puede ser random?,
¿puedo dársela a la primer persona que pase por donde estoy yo?, ¿y si llegas a
tener problemas con esa carta por que piensen que estás proponiendo otra cosa?,
¿si el otro no entiende que sólo lo estoy invitando a comer? ¿Tiene que ser
sólo formato de papel, y si la leo en la radio o la comparto en facebook?, ¿podemos
pensar en diferentes medios para enviar una carta, en un botella o un barco de
papel por el canal, por ejemplo?. A la mayoría de las preguntas respondimos
entre todos, imaginando que eso podía ser posible, creer en el otro, estar a la
espera, dejar claro a qué te quiero invitar. Aclaré mi intención de comenzar
sólo con la carta, activar ese dispositivo olvidado como medio para contactar
con alguien para después propiciar con otros medios el lugar para encontrarnos.
¿Existe alguna diferencia si el medio por el que convocas a
comer o compartir los alimentos, cambia?
12 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
Primer estudio abierto
Coloqué un par de mesas para formar
una gran mesa en donde las personas pudieran sentarse a responder a las
preguntas que me hacía sobre el proyecto y que estaban escritas directo en las
mesas, ¿Con quién compartes la comida? –Amigos, familia, Padre, vecino, perros
callejeros–, ¿cocinas? –Si, no, sola, no me gustan las interrupciones–, ¿con
quién? –Con él, la que esté más cerca–, ¿qué haces en temporada de manzanas? –La
como, es fresca, cruje, suena–, ¿tiras comida? –Si– La gente escribió algunas
preguntas: ¿Hay algo más político que el alimento?, ¿Es el arte el departamento
de quejas del capitalismo?
17 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
El día llegó, coloqué en una mesa
galletas de romero, tosté unas semillas de calabaza con sal, preparé té. Hice
cinco cartas, las dejé debajo de una puerta, en el kiosko o en la ferretería. Llegó
sólo Gabriela quien estuvo en la primer invitación. Platicamos sobre comida,
arte, sin mencionar la ausencia de las personas. Tenía la esperanza de que
alguien más llegara tarde.
Olvidé pensar que esto podría no
ocurrir.
18 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
Hice 100 invitaciones, –invitar al
10% de la población esta bien, pensé–. A un mate no se pueden negar. Escribí
las invitaciones a mano hice un par de sellos para complementar la imagen. Salí
durante cuatro días a invitar a las personas en persona, la invitación sólo era
un recordatorio que dejaba en sus manos, muchos dijeron que estarían ahí, que
tomaríamos mate el siguiente miércoles. Algunos ya me identificaban, sabían que
las invitaciones se estaban repartiendo que esto iba a ocurrir. Mientras
compartía estas invitaciones me encontré con una señora que al ver la
invitación me preguntó si yo era la que había dejado una carta bajo su puerta,
respondí que sí, y dijo –No fui porque pensé que era una invitación para
encontrar marido–. Unos días después María se encontró con alguien más que le
dijo que pensó que la carta era una invitación para unirse a los testigos de Jehová
o cristianos, algo así.
19 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
Segundo estudio abierto
Hice más pequeña la mesa en donde
preguntar, pensaba que no llegarían muchos. Llegaron un par de niños que
estaban impresionados porque las mesas estaban rayadas –¡No se debe rayar!–
decían, a lo que respondía –ahora puedes, necesito tus respuestas y
participación, después las limpio–. En una de las mesas escribí: Un poco de dulzor
a cambio de una frase dulce, en la mesa había trozos de chocolate, el niño no
dejó de escribir hasta que acabó con el chocolate “Árbol de miel, nubes de
azúcar, corazón de melón, la naranja es como la primavera, los mosquitos me
persiguen porque tengo la sangre dulce…”
23 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
Me preparé, hice galletas con
romero, agua caliente y mate.
Nadie llegó.
La ausencia también es una
respuesta.
26 y 27 de enero de 2019
Contralmirante Cordero
Festival de cierre
Por la mañana del sábado me
invitaron a cocinar en la chacra Dedicación, un lugar a cargo de Martín con la
colaboración de Vicky, Gastón y más personas; en donde la siembra de los
alimentos se hace de manera consciente de la repercusión con la tierra,
utilizando el ciclo de producción como medio para fortalecer entre animales y
vegetales un espacio de crecimiento. Cocinamos con lo que cosechamos ese día
por la mañana, más un mole verde que llevé, se invitó a varias personas para
que conocieran lo que se cosechaba en la chacra y propagaran este modo de hacer
y consumieran lo que producen.
Para la presentación en el festival
de cierre saqué las mesas, sillas y cama del salón para escribir con tiza en el
piso la historia de lo sucedido, un espacio limpio en donde sólo habían quedado
relatos, acontecimientos. En la entrada una mesa con un frasco con galletas de
romero, y cien fanzines contando la historia, que fueron repartidos a cada una
de las personas que se acercó al espacio, todos los que se acercaron me decían
con tristeza como cuando no se cuece el pastel o la comida está desabrida, yo
si hubiera venido.
Olvido
Marzo de 2019
Toluca, México
Reflexionando a la distancia pienso
que olvidé hablarles de complicidad, entusiasmarnos juntos con la posibilidad
de que algo sucediera gracias a la participación de todos. Compartir los
proyectos que he hecho de manera colaborativa. Reiterar que la importancia
estaba en eso que dice Juan Domínguez “No se trata de lo que yo quiero sino de
lo que la cosa produce”
Encuentro
Abril de 2019
Toluca, México
Encontré que en los proyectos que
hago de manera colaborativa hay una pregunta de base ¿Qué son las relaciones
humanas? Y se transforma o adecua en relación al lugar que habito.
En Contralmirante Cordero donde
inicia la Patagonia Argentina ese lugar conocido también como “el fin del
mundo”, ahora sé que los primeros habitantes se comunicaban por medio de
dibujos en el cuerpo, y me atrevo a crear una hipótesis: no construyeron
grandes imperios porque sobrevivir en ese paisaje agreste era ya una
construcción que hacía del cuerpo un espacio de dominación y transformación
continua, una práctica para estar juntos en ese páramo desolado.
Lo que nos falta es tiempo para crear
relaciones porque pensamos que sobrevivir es sólo generar un capital para
obtener las necesidades que alguien más crea y comunicarnos con dibujos o con
una carta, compartir la comida, no tiene trascendencia para la mayoría, ¿estaremos
perdiendo algo sin darnos cuenta?